RUTA POR LAS ZONAS VERDES

RUTA POR LAS ZONAS VERDES

La primera propuesta para iniciar esta ruta es el parque de la Alameda de Cervantes (1), al que todo el mundo conoce como La Dehesa y que es el auténtico pulmón verde de la ciudad. Si es otoño la época del año que has elegido para visitarnos, encontrarás este parque tapizado por hojas, por lo que tu paseo se verá acompañado por el evocador crujido de las pisadas. Si es invierno, acércate hasta las fuentes para ver si el hielo ha detenido con su gélida mano el surgir del agua. En primavera, la rosaleda te recibirá desbordante de colores y aromas. Y si es en la agradable estación del verano cuando recorres este espacio, podrás oír nuestro Árbol de la Música, en cuyo templete flautas, clarinetes y demás instrumentos de viento de la Banda Municipal de Música competían con el arrullo de los pájaros.

Se puede decir que este parque municipal es el jardín botánico de la ciudad, auténtico testimonio de biodiversidad vegetal donde conocer y contemplar plantas autóctonas y otras de origen lejano o exótico. Tiene una extensión de más de 9 ha. y por su ubicación en el mismo centro de la ciudad es uno de los puntos de encuentro con relevante papel social en la ciudad que alberga gran cantidad de eventos y actividades, de los que destacan la Feria del Libro Expoesía o el Campeonato Nacional de Duatlón.

La Alameda de Cervantes se puede dividir en zonas claramente diferenciadas: Paseos y jardines entre los que podremos encontrar varias fuentes entre las que destaca la Fuente del Niño que conforma un bello conjunto con su estanque; la cuidada Rosaleda, dispuesta en simetría en torno a un paseo central y la enorme pradera del “alto de la Dehesa”. Además, durante el paseo por el parque también se puede visitar la Ermita de la Soledad y el palomar en forma de hórreo, sin olvidar las numerosas especies a las que los árboles dan cobijo: insectos, reptiles y aves, como herrerillos, carboneros, urracas, gavilanes, calandrias, alondras, entre otras, además de una colonia de palomas y numerosas ardillas rojas.

Desde aquí nos dirigimos al Parque del Castillo  (2) en el cerro que lleva su nombre, con paseos, rincones románticos entre las ruinas de la fortaleza, columpios e incluso una piscina para los más pequeños. Este punto es el verdadero mirador de la ciudad, un balcón privilegiado donde poder contemplar y disfrutar de las distintas vistas panorámicas desde la zona más nueva con la Universidad y el Estadio Municipal de Los Pajaritos, pasando por las márgenes del Duero con la Ermita de San Saturio hasta la zona más monumental y céntrica de la ciudad. En este parque se encuentra el Parador Nacional Antonio Machado y una original galería expositiva en el antiguo depósito de aguas, actualmente en desuso. La gran variedad de especies vegetales junto con sus habitantes (aves, lagartos, ardillas,…) contribuyen al deleite de cualquiera que visite esta zona de la ciudad.

Continuando nuestro itinerario descendemos por las llamadas “siete curvas” hasta las Márgenes del Duero (3). Desde hace unos años, ambas orillas del río han sido acondicionadas para su uso recreativo. Desde el puente medieval, aguas arriba, discurre pasando junto al monasterio de San Juan de Duero, un camino interpretativo con los distintos recursos que hay en torno al río. Muy cerca del Centro de Recepción de Visitantes se localiza un nevero medieval. Hasta la aparición del frío industrial, la única manera de poder tener hielo durante todo el año era introduciendo y compactando la nieve en cuanto caía en pozos hasta que se colmataban. Aguas abajo aparece el Sotoplaya, una isla que se forma entre dos brazos del Duero, el Puente de Hierro y el Museo del Agua y el Ecocentro; éstas son dos instalaciones relacionadas con el medio ambiente localizadas a la largo del Paseo de San Prudencio. Junto al primero de los edificios merece ser visitado el restaurado Lavadero y junto al segundo edificio, la recuperada Noria del Carbonero que, mediante tracción animal, giraba una palanca horizontal que trasladaba el movimiento a unos engranajes que, a su vez, movían la cadena con recipientes que sacaban el agua con la que se regaba. Ahora es el visitante quien realiza esta acción experimentando personalmente este ancestral proceso. Podemos continuar durante mucho más tiempo nuestro paseo, bien por la orilla en la que nos encontramos o bien por el otro lado, regresando por el romántico paseo de San Saturio hasta llegar a la ermita del patrón de Soria.

Esta zona del río además ofrece la posibilidad de recorrer varios Senderos homologados, uno de ellos ascendiendo hasta el alto de la sierra Santa Ana, mirador excepcional desde donde obtener una amplia panorámica de Soria, y otro que lleva hasta el paraje de Valhondo, donde el río discurre entre peñas.

Pero la capital soriana aún ofrece al visitante muchos más espacios verdes diseminados por toda la ciudad como el parque de Santa Clara, protegido entre los muros del antiguo convento; el de Santa Bárbara, moderno y espacioso con zonas lúdicas infantiles; la Arboleda, recoleto y tradicional; los Pajaritos junto a la pista de skate, El Mirón, Fuente del Rey

Finalmente a poco más de 8 kilómetros de la ciudad de Soria, se ubica el Monte Valonsadero (4), un monte de titularidad pública, síntesis de muchos de los valores que la capital soriana que ofrece recursos culturales y naturales, tradición, gastronomía y espacios para el ocio. Sus casi 2.800 hectáreas acogen zonas de roble adehesadas, manchas de pino, fértiles vegas para el ganado y, como límite norte, el río Duero. Vigilado por el Pico Frentes y hecho de otoños suaves, primaveras coloridas y fiestas de sol, vino y toros, alberga una riqueza faunística, botánica, cultural y geológica que lo convierten en un lugar de excepción. Sus praderas y cañadas naturales sirven de escenario para algunos de los actos más representativos de las fiestas de San Juan, como son la Compra del Toro o la Saca, o para el desarrollo del importante Cross Internacional de Soria. Variados son los espacios acondicionados para el esparcimiento y las infraestructuras hosteleras que ofrecen sus servicios. Pero si hay un elemento que destaque en el paisaje de Valonsadero, ése es la geología, las múltiples rocas de arenisca con suave pendiente hacia el sur y abruptos cortados en el lado norte, así como los abrigos con Pinturas Rupestres.

En el Monte Valonsadero también podemos encontrar una gran variedad de Senderos homologados, cuyos trazos permiten conocer gran número de interesantes y diferentes espacios del monte como la Casa de la Ciudad, la Junta de los Ríos, el Puente del Canto y una ruta de manantiales, entre otras.

Más lejos de la ciudad, pero de igual interés, con los itinerarios de Pinar Grande, por donde discurren senderos de pequeño recorrido y una ruta cicloturista, lugar indispensable donde sumergirse en un mar de pinos salpicado con las aguas del embalse de La Cuerda del Pozo.

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Tipo Urbana y periferias (Cerro del Castillo y Márgenes del Duero)
Dificultad Baja-media
Terreno Calles peatonales, carreteras y caminos