Gerardo Diego
Gerardo Diego Cendoya nació en Santander el 3 de octubre de 1896. Desde niño cultivó su intensa afición por el piano y se decantó en sus estudios por las letras. Siendo ya Doctor en Lengua y Literatura obtiene en 1920 una cátedra de su disciplina en el Instituto General y Técnico de Soria (hoy Instituto Antonio Machado), donde trece años antes había estado Machado. Llegó un 1 de abril y se instaló en la pensión “Casa de las Isidras”, en la calle Collado nº 46, como rememora una placa (en frente, entre plataneros, hay un pilar con un libro abierto y poema sorianista, como hay otro junto al monumento del Sagrado Corazón subiendo al Castillo). Encontró en Soria un ambiente intelectual muy importante: José Tudela, Bernabé Herrero, Blas Taracena, Mariano Granados, o Gervasio Manrique, entre otros. Y hasta tuvo una novia soriana de ojos verdes.
Su breve estancia en la ciudad no impidió su fuerte implicación cultural con la misma: dio varias conferencias, colaboró en la publicación local “La Cotorra”, ofreció algún recital de piano, participó activamente en el Ateneo Popular, fue socio del Casino Numancia y organizó las primeras jornadas teatrales de la ciudad. Y a la entrada del Casino se encuentra una escultura sedente suya de bronce, así como su espacio propio en el desván del Casino, esto es, en la “Casa de los Poetas”. El 20 de mayo de 1922 abandonó Soria con destino a su nuevo destino, Gijón, volviendo a Soria en varias ocasiones.
Gran viajero, recorrió España, Latinoamérica y las Islas Filipinas. En 1934 se casó con Germaine Marin, compañera inseparable del poeta en su larga vida. Acabaría sus días profesionales en el Instituto Beatriz Galindo de Madrid donde falleció el 8 de julio de 1987.
En sus poemas se recorren numerosos lugares de la geografía soriana y se recogieron en primeramente en “Soria, galería de estampas y efusiones” (1923), que se ampliaría en “ Soria” (1948) donde se incluyen “Nuevo Cuaderno de Soria” (1923-24), “Capital de provincia” (1929-47”, “Cancionerillo de Salduero” (1941-43), “Tierras de Soria” (1929-47) y “El intruso” (1946), sumando un total de 58 poemas. Pero la obra sorianista completa la encontramos finalmente en “Soria Sucedida” publicada en 1977. A ello hay que añadir “Soria sucesora” (1981).
Según J.A. Pérez-Rioja, el poeta cántabro “nos ha ofrecido de Soria una encantadora interpretación, plástica y musical, estilizada y agilísima.. Amó a Soria y siempre le fue fiel”. Y en Soria tiene su calle homónima, la que va desde la carretera de Logroño a la calle de Las Casas, así como tiene su propio Paseo en el “Parque Alameda de Cervantes” o “Dehesa”.
De su poemario soriano destacaremos los versos dedicados al Duero y templos de San Juan de Duero, San Saturio, Santo Domingo…
Gerardo Diego, máximo representante en España del “Creacionismo” e impulsor de la “Generación del 27”, mantuvo de forma constante un puente entre la tradición y las vanguardias.
Santo Domingo
“Tú, vida siempre y nunca arqueología.
Eres color y música en relieve.
Eres panal de sol y miel que embebe,
Seco, el nuevo sangrar de cada día”
“Velad”- Soria sucedida (1969-1974)