Antonio Machado
Antonio Machado y Ruiz nació en Sevilla el 26 de julio de 1875. Creció en un ambiente progresista y aprendió francés durante su estancia en París con su hermano Manuel. En 1907 obtuvo por oposición una cátedra de francés y eligió Soria como destino profesional en el hoy llamado IES Instituto Antonio Machado, donde existe un Aula Machadiana con pupitres de la época, documentos y fotografías suyas (en la aneja Plaza del Vergel el turista puede ver la escultura de la testa anciana de Machado realizada por Pablo Serrano así como una estatua sedente que le representa recién casado).
Primeramente se instala en una casa de huéspedes en El Collado, nº 54, y después en la pensión de Isabel Cuevas en la calle Estudios nº 7, conocería a su hija adolescente, Leonor Izquierdo Cuevas con la que se casaría en la Iglesia de la Mayor el 30 de julio de 1909. Su vida en esta ciudad de provincias, se repartía entre sus clases en el Instituto, colaboraciones con la prensa provincial, clases de alfabetización a obreros y sus paseos por las orillas del Duero, durante los cuales nacerían gran parte de los poemas que compondrían la obra “Campos de Castilla” (1912). Durante su viaje a París en 1911, Leonor es diagnosticada de tuberculosis, por lo que deben regresar.
La joven muere el 1 de agosto de 1912 y ocho días después Machado, destrozado ante la muerte de su amada y musa, abandona Soria, incapaz de soportar los recuerdos de Leonor que la ciudad le traen. Su periplo profesional por España le llevaría a Baeza, Segovia y finalmente Madrid, hasta que la Guerra Civil le obligó a exiliarse en la localidad francesa de Colliure, donde moriría el 22 de febrero de 1939; población con la que está hermanada Soria. Leonor es evocada por Machado en diversos poemas de “Páginas escogidas” y en “Poesías completas” (1917).
La obra de Machado es trascendental para la poesía española y para Soria, quien tiene en el poeta sevillano su mejor embajador, compartiendo con los integrantes de la Generación del 98 su preocupación por la situación sociopolítica de España, aportando un afán pedagógico y su vital, su filosofía moral: la idea del hombre íntegro que defendió la libertad hasta el último día de su vida.
El nombre “Antonio Machado” figura en diversos edificios de la ciudad, desde el citado Instituto hasta el propio Parador Nacional en el “Parque del Castillo”. Así mismo tiene su propio Paseo en el “Parque Alameda de Cervantes” o “Dehesa”, espacio clave en la “Casa de los Poetas” del Casino Amistad-Numancia, escultura hueca en los Cuatro Vientos cerca de la Iglesia de la Virgen del Mirón… Cuenta Antonio Machado con plazoleta homónima ante la escalinata de la ermita de San Saturio donde se le rindió homenaje municipal republicano el 5 de octubre de 1932, acto para el que regresó a Soria tras quedar viudo, y donde, entre otras cosas dijo: “Soria es, acaso, lo más espiritual de esa espiritual Castilla, espíritu a su vez, de España entera. Nada hay en ella que asombre o que brille y truene. Todo es sencillo, modesto, llano. Contra el espíritu redundante y barroco que sólo aspira a exhibición y a efecto, buen antídoto es Soria, maestra de castellanía, que siempre nos invita a ser lo que somos y nada más. ¿No es esto bastante?”
Y finalizó su discurso en este homenaje municipal que le hicieron al nombrarle Hijo Adoptivo, con estas palabras: “…Con toda el alma agradezco a ustedes su iniciativa y al altísimo honor que recibo de esta querida ciudad. Nada me debe Soria, creo yo. Y si algo me debiera, sería muy poco en proporción a lo que yo le debo: el haber aprendido en ella a sentir a Castilla que es la manera más directa y mejor de sentir a España. Para aceptar tan desmedido homenaje sólo me anima esta consideración: el hijo adoptivo de vuestra ciudad hace muchos años que ha adoptado Soria como patria ideal. Perdónenme si ahora sólo puedo decirles ¡gracias de todo corazón!”