La nieve siempre ha sido una característica distintiva de los inviernos de Soria

La nieve siempre ha sido una característica distintiva de los inviernos de Soria

A pesar de que en las últimas décadas las nevadas han sido menos frecuentes y abundantes, cada vez que la nieve cae sobre la ciudad, el paisaje se transforma en un lugar de extraordinaria belleza.

El origen de la expresión “regalarse” para referirse a la nieve cuando se derrite, no está del todo claro. Hay quien dice que éste término se utiliza como una metáfora del agua, que tras fundirse la nieve, se transforma en un regalo para los campos, ríos y animales. Esta expresión tan peculiar refleja la relación tan especial que tienen en Soria con la nieve, como si fuera un obsequio de la naturaleza que se prolonga en el tiempo. Y es que para los sorianos la nieve es un verdadero regalo que año tras año esperan con emoción.

Cuando la nieve cae, son muchos los que se desplazan hasta el Punto de Nieve Santa Inés. Situada a tan solo unos kilómetros de la capital, la estación se encuentra en un paraje natural de gran belleza, en el corazón de los montes de Soria. El paisaje invernal formado por los bosques de pinos parece sacado de un cuento. A pesar de no ser una estación tan grande como las que podemos encontrar en otros lugares del país, su tranquilidad y cercanía la convierten en el espacio ideal para disfrutar de la naturaleza y los deportes de invierno. Aquí, los amantes del esquí o el snowboard pueden desconectar de la rutina y deleitarse con la nieve en su estado más puro en un enclave único.

Pero si hablamos de la nieve en Soria es inevitable mencionar la película de David Lean estrenada en 1965, “Doctor Zhivago”. Los inviernos en estas tierras eran conocidos por ser mucho más duros que en la actualidad, con nevadas que cubrían la ciudad durante varios días consecutivos. Es por esto que la producción de la Metro Goldwyn Mayer la escogió para ser el escenario de la Rusia de principios del s.XX. Sin embargo, se encontraron con uno de los inviernos más suaves en cuanto a precipitaciones se refiere y debido a la falta de nieve el equipo de producción tuvo que simularla con polvo de mármol y sal, dejando un anecdótico recuerdo que aún perdura en el imaginario colectivo.

En definitiva, los inviernos ya no son tan duros y las nevadas, cuando ocurren, suelen ser de corta duración y no llegan a cubrir la ciudad como antes, dejando a los sorianos con el recuerdo de aquellos inviernos más blancos en los que aprovechaban para deslizarse con el trineo por las calles o construir muñecos de nieve. Pero a pesar de todo, en Soria mantienen un vínculo especial con la nieve, forma parte de su identidad, y cuando finalmente llega, la reciben con los brazos abiertos como su regalo más preciado.